"En el principio era El Verbo, y el Verbo era Dios"

Banderola Jesús de Medinaceli

Historia

La Cofradía de Jesús de Medinaceli se fundó en el año 1710, ostentando el título de Real Congregación, formando parte de ella duques, condes y otros nobles, pidiéndose ya entonces la aprobación de ciertas constituciones y ordenanzas hechas para el buen orden, gobierno y perpetuidad de la dicha Congregación, gracia que le fue otorgada el 2 de Septiembre de 1710.

Más tarde, un año solamente, la propia Congregación acordaba ampliar su nombre o título, pasando a denominarse CONGREGACIÓN DE JESÚS NAZARENO Y DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, REDENCIÓN DE CAUTIVOS, con objeto de que pudiese ser agregada a la Orden Trinitaria y gozar de sus gracias y privilegios, como así le fue concedido, primero por el Arzobispo de Toledo, con fecha 26 de Junio de 1711, y luego por el General de los Trinitarios Descalzos, el 23 de Septiembre del mismo año.

Extraña sobremanera y no deja de llamar nuestra atención la finalidad que primitivamente se dio a esta Congregación de Esclavos de Jesús Nazareno, cuyos estatutos ostentaban el siguiente título: “ Constituciones y Ordenanzas de la Muy Ilustre y Noble Congregación de Esclavos de Jesús Nazareno, fundada en el religioso convento de Trinitarios Descalzos, Redención de Cautivos de esta Corte, a mayor  honra y gloria de Dios, culto y veneración de su milagrosa y sagrada imagen, rescatada del poder de los moros”.

A ese propósito se decía textualmente en la constitución cuarta: “Que el principal instituto de esta Congregación es y ha de ser la obligación de asistir los congregantes el Viernes Santo por la mañana en el Convento de Trinitarios de esta Corte para acompañar la Santa imagen de Jesús Nazareno en procesión, con su luz cada uno y todos en comunidad, ejecutándolo en la misma forma siempre que por necesidad o bien público la comunidad de dicho convento y la Congregación juzgaren conveniente sacar en procesión su Divina Majestad”.

Fuera de esa procesión del Viernes Santo que, en caso de hacer mal tiempo, debía cambiarse a  otro día, no tenían prácticamente los Esclavos otra obligación entre año sino la de concurrir en comunidad, mañana y tarde,  a las tres fiestas que, consecutivas a las que hacían los Trinitarios, debía asimismo la Congregación celebrar por  su cuenta.

Por  otra parte, la Congregación tenía una cierta independencia de los propios  religiosos Trinitarios, pues si bien es cierto que debía “ aprobar y tener por su capellán y Padre espiritual un religioso de dicho convento, nombrado por su Prelado, el cual ha de asistir en todas las juntas generales y particulares”,  sin embargo sólo tenía en ellas voto “ como cualquier otro congregante”, y no de él, sino del Hermano Mayor, dependía el buen orden y conservación de la Congregación; él debía igualmente presidir las juntas, proponer lo que en ellas se tratase, etc...

Dichas Constituciones establecían también que el número de congregantes no fuese determinado, sino amplio e ilimitado, y extensivo tanto a seglares como a eclesiásticos.

Poco a poco esas Constituciones fueron cambiando la mayor parte  de sus artículos, sobre todo aquellos que hacían relación a su finalidad. Esta no debía ceñirse solamente a la asistencia a la procesión  del  Viernes Santo, sino también a otros actos de culto en el año y muy especialmente a la novena que se celebraba con la mayor solemnidad anualmente por el mes de Septiembre, como asimismo a cierto número de Comuniones generales.

Desde 1847 fue el Duque de Medinaceli, por su autorización real, el encargado de disponer la colocación,  adorno y salida de la imagen en esa procesión general del Viernes Santo. Fruto de esta devoción y al propio tiempo impulsando a esta misma, fue primeramente la Esclavitud y luego la Hermandad de Jesús Nazareno, establecidas en su honor y con fines distintos.

La Archicofradía se constituye en Palencia en el año 1934, por las familias Gil Jato y López Arenas, que deciden promover el culto a la Imagen de N. P. Jesús, en la Parroquia de San Miguel, donde actualmente se encuentra y venera.

De la legal unión a la Archicofradía de Madrid, da fe el Breve otorgado, con beneplácito de Su Santidad el Papa Pío XI, por el Director de los PP. Capuchinos, el 1 de Marzo de 1934 en Madrid. En el mismo documento se establecen las Indulgencias a obtener por los Esclavos y los requisitos para ello.